jueves, 21 de mayo de 2009

La simbología al servicio de la publicidad machista

Apareció una nueva propaganda de Renault, ¿la vieron? Es un nuevo modelo de auto llamado 'symbol' y el target de clientes al que apuntan muy sutilmente es a los hombres, cuestión que conocemos gracias a la recién mencionada publicidad, en la cual aparecen situaciones "típicamente masculinas", intentando generar alguna clase de identificación en esos potenciales clientes. Supongo.
Estas situaciones tan aparentemente masculinas son, por ejemplo, un padre alentando a su hijo a que no sienta temor y entre efectivamente al prostíbulo al que lo llevó. También podemos apreciar un hombre acostado boca abajo en una camilla, sintiendo temor por una mano poniéndose un guante de látex unos centímetros más al costado de la pantalla.
Por si quedaba alguna duda sobre la sutileza del equipo creativo que generó esta publicidad, les paso el nombre de la misma: Hacete hombre.




Voy a obviar los insultos que se me vienen a la cabeza porque no son de buen gusto y para sutilezas tenemos los párrafos anteriores. Así que paso directamente a lo que este blog nos concierne. Me concierne.
Esta propaganda pone de manifiesto la cultura que subyace detrás de todas las faltas de respeto, actitudes ofensivas, acciones violentas, opresiones y anulaciones, así como también violaciones y asesinatos hacia cualquier mujer. Podemos pensar en algún 'caso extremo' en el que alguna desafortunada es golpeada, humillada, violada y asesinada -con suerte, porque quizás sólo le arruinan lo que le quede por vivir-. Pero podemos pensar también en una mirada desnudante o en un comentario violento de alguna persona de sexo masculino deseoso de descargar sus aparentemente incontrolables impulsos sexuales y libidinosos.
Más allá de la respuesta que podamos dar nosotras, las mujeres, este tipo de eventos legalizan, avalan, prolongan, alientan, promueven todo aquello que tomó años modificar. En realidad, lo que se pone de manifiesto es que los años pasaron, los siglos también, pero las ideas no cambiaron. Parece que sí, pero vivimos que no. Sí, claro que hubo cambios positivos gigantes: ahora podemos votar, usar polleras, pantalones, trabajar. Pero también podemos cobrar menos, ser más criticadas, más exigidas, más desconfiadas. ¡Y guay que criemos mal a nuestros hijos!
¿Entonces?
Entonces aparecen propagandas como estas, que buscan a ese hombre que tenga lo suficientemente poco dentro suyo (o fuera, una nunca sabe) como para necesitar suplirlo con algún objeto muy caro, grande, lujoso.
¿Y qué hacemos con todo lo que pensamos, sentimos, construimos? (Che, no sean groseros. Es demasiado, no entra). Todo eso sigue ahí, todo eso tiene que verse, tiene que hacerse notar. Y todo el retroceso que puede implicar una propaganda de este calibre, pues que se lo queden ellos.
Yo voy a seguir respondiendo cuando me ofendan, voy a seguir defendiéndome cuando me ataquen, voy a seguir protegiéndome cuando esté en situaciones poco favorables (¡recuerden que protegerse es una de las respuestas mas combativas!). Voy a seguir pensando, voy a seguir hablando, voy a seguir sintiendo y haciendo.

¿Les parece poco? Es imposible saberlo. Quizás, con mucha suerte y un poco de vida sana, logremos ver cambios en generaciones siguientes. Hijos que sepan de respeto, que sepan de cuidado, que sepan que lo distinto no muerde, que sepan que uno no es el centro del mundo y que el otro importa, que tiene voz, voto, oído, boca, piel, cuerpo, alma.
Como vos. Como yo.
Como el hijo de puta que creó esa propaganda.

Y bué, hay de todo en este mundo. Dicen que lo que no te mata, te hace más fuerte...

3 comentarios:

  1. Coincido en que es una publicidad que condensa varias narraciones canónicas de género. A la luz de la insistencia en esas narraciones, del bombardeo que la publicidad flagrantemente realiza, yo le hablaba a una amiga acerca de "reinvidicar" mi masculinidad, mi experiencia de ser hombre, como una experiencia única. Ella señalaba, inteligentemente, que si yo "reivindico" es porque hay una fuerza opuesta, como si eso que reivindico me hubiera sido arrebatado. Exactamente eso opera esa publicidad (y todos los discursos de ese tenor que pululan en nuestra cultura; esa publicidad no está aislada. Lo que quiero sostener es mi masculinidad como singular. Si el género es una performance, mi masculinidad no está en entredicho, sino que la interpreto a mi manera. Señalo algunos elementos que son pretexto de des-masculinización: soy homosexual, no me gusta el futbol, tengo voz aguda. No me interesa el auto, ni coger con una prostituta. Yo me hago hombre a mi manera, mal que les pese a los sostenedores de estándares. Soy hombre aún, y no por tener pito o huevos, sino porque lo sostengo con todo lo que soy, y lo enuncio fuerte y claro: soy hombre.

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  2. amen!
    que asi da gusto conocer a otras personas, hombres y mujeres.

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  3. Mierda, se borró todo lo que había escrito porque estaba logueado con otra cuenta =/

    Mañana vuelvo

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