sábado, 28 de marzo de 2009

BASTA PARA MÍ, BASTA PARA TODOS.

Esta vez subo una canción de Aterciopelados: Cosita seria.
Al margen de que recomiendo altamente esta banda por muchos motivos que en otro ámbito podríamos conversar, subo esta canción en particular porque está estrecha y directamente relacionada con este blog.

Señoras y señores, Cosita seria:

Un fulano me gritaba
si fuera helado me la chupaba
otro dijo yo soy perro
pos tus huesos voy y entierro
el muy bestia no respeta
yo me voltee y le di en la jeta
y es que soy cosita seria
y es que soy cosita seria

no tengo pelos en la lengua
ya superé el qué dirán
no tengo pelos en la lengua
ya superé el qué dirán


cosita, cosita, cosita (seria)
cosita, cosita, cosita (seria)
cosita, cosita, cosita (seria)
cosita, cosita, cosita


en el periódico salió
que a un man esto le sucedió
por hechar piropos sucios
le cortaron el capullo
y aunque un poco exagerado
yo pienso se lo había buscado
y es que soy cosita seria
y es que soy cosita seria

no tengo pelos en la lengua
ya superé el qué dirán
no tengo pelos en la lengua
ya superé el qué dirán


cosita, cosita, cosita (seria)
cosita, cosita, cosita (seria)
cosita, cosita, cosita (seria)
cosita, cosita, cosita
y cosita, cosita, cosita (seria)


De más -no- está aclarar que, ya que nos tratan como a cositas, pues qué mejor que ser serias; qué mejor que haber superado el qué dirán y poder responder lo que querramos frente a todas las guarradas que nos profieren.
Y vieron que cuando respondemos reaccionan con alguna cara de asombro -a veces hasta parece gozo, casi como si disfrutaran de nuestro malestar, como si ese fuese su objetivo, y no halagar-, y comentan burlonamente que cómo es posible que nos molestemos, si al final ellos lo único que hicieron fue -NO- pensar, -NO- halagarnos, -NO- apreciar la belleza que somos.
Pero escuchame un poquito, zoquete: ¿vos pensás que no tengo nada mejor que hacer en esta vida más que escuchar las barbaridades poco inteligentes y poco ocurrentes que salen de tu poco reflexiva boca?

Yo digo basta para mí, basta para todos.

jueves, 26 de marzo de 2009

preguntemos qué es lo que queremos

Leyendo lo que escribió Chichi la última vez me surgieron muchos pensamientos, la mayoría poco claros, pero todos alrededor del tema de la respuesta perfecta -sepan disculpar, mi teclado anda mal y no poseo paréntesis ni comillas, entre otros signos.
Con respecto a este tema -al de la respuesta perfecta, no al del teclado-, creo que aquí intervienen ciertos aspectos más personales, tales como inclinaciones naturales del carácter y la personalidad de cada persona, el día que tuvo, qué momento del día sea, hacia donde esté yendo o de dónde esté volviendo, etc.
Por ejemplo, no es lo mismo que te griten groserías o te chisten como a un perro a las 7 de la mañana cuando estás yendo a sacarte sangre, que te chisten a las 8 de la noche cuando estás a una cuadra de tu casa, hecha mierda de todo un día de laburo agotador. No es lo mismo que te griten justo cuando salís de tu casa a las 3 de la tarde luego de una discusión monumental con alguno de tus progenitores, que cuando volvés a las 2 de la mañana después de haber pasado medio día de corrido con tu novia. Los ánimos son diferentes, las respuestas también.
Teniendo todo esto en cuenta, creo que hay un factor más, uno muy importante y bastante decisivo. Tenemos que preguntarnos qué queremos: ¿defendernos? ¿atacar? ¿hacer pensar? ¿humillar? ¿devolver? Cada una de estas preguntas tiene varias respuestas, o eso al menos me parece a mí.
Yo les doy la mía: creo profundamente en que el objetivo no es agredir, maltratar, humillar, ni nada que se le parezca. Hay que promover un cambio, la capacidad de reflexionar sobre cuestiones que están muy instaladas en nuestras cabecitas. Tanto, que hasta las tomamos como naturales -recordemos que no poseo comillas, y con esto quiero decir que, si las tuviera, naturales iría encomillado.
Mi objetivo es este, al menos por el momento: no demos nada por sentado, no asumamos cosas por y sobre el otro. No olvidemos que uno es mucho más de lo que podemos ver a simple vista, y una mirada, un gesto, un comentario pueden lastimar, ofender, inhibir. Pensemos en el otro.
Por supuesto, esto incluye a los aquí acusados y prototípicos albañiles -comillas-, pero también a nosotros/as: ¿por qué insultar? ¿por qué hacer lo mismo que ellos si no quiero ser como ellos, si no quiero que nadie sea como ellos?
Para la próxima, si lo recuerdo y si me dan ganas, les escribo una lista con las respuestas que más me hayan gustado. Se aceptan sugerencias.

miércoles, 25 de marzo de 2009

La respuesta perfecta

Esto de buscar "la respuesta a prueba de balas" no es tarea sencilla. Voy probando, cada vez que me dicen algo caminando por la calle, distintas respuestas. Todavía no encuentro una que me convenza realmente. Sí noto que algunas me satisfacen más que otras, sobre todo las que los agreden. Es un poco cierto que estoy cebada. Y sí les contesto con bronca. Algo no muy en el fondo de mí los odia, los quiere ver sufrir o humillar o, mínimo, avergonzarlos o hacerlos pasar un momento incómodo para ellos.
Las únicas reacciones que me gustaron no fueron mías, fueron de una amiga. Una de ellas le sucedió al pasar por una de las tantas obras-macri. Al parecer habían estirado el cemento (disculpen mi ignorancia en lo que a construcción respecta) y estaban los obreros esperando que se secara tirados en tiempo de descanso a un costado. No podía caminarse por la vereda porque, justamente, estaba secándose. Al pasar por donde estaba indicado, los muchachos hicieron lo que, al parecer, les dicta su naturaleza y comenzaron a lanzarle sus comentarios característicos. Mi amiga, que se toma estas cosas con más humor que yo, prefirió no decirles nada y comenzó a correr por el cemento fresco, dejando la marca de cada paso que daba. Me pareció brillante. Me contó que luego los pudo ver alisando el cemento de nuevo.
Hace muy poco me contó otro suceso, esta vez con un motociclista. Luego del comentario, el caballero tuvo la buena suerte de quedar atrapado entre el semáforo y mi amiga, que le profirió un discurso que me hubiera encantado escuchar. Según ella "se puso violeta". Eso quiero lograr, que la pasen un porcentaje de lo mal que la paso yo o cualquier otra. Que se de vuelta la tortilla. Que rebajar así a una mujer no sea más gratis.

viernes, 20 de marzo de 2009

NO SOY UNA ESTATUA

El otro día, charlando con mi cuñada, llegamos a la conclusión de que los hombres que gustan de decir groserías a las mujeres que pasan (groserías a las que algunas personas gustan llamar "halagos", "piropos") no lo hacen si la ya mencionada mujer está pasando con un hombre al lado. Podría ser su hermano, novio, padre, abuelo, amigo, etc.
No dicen ninguna grosería. Sin embargo, muchas veces sí felicitan al hombre que va junto a la mujer. Algo así como, por dar un ejemplo, "qué bombón que te estás comiendo" o lo que sea que digan estas personas.
Entonces yo me pregunto: soy una cosa? soy un objeto? No sólo eso, sino que soy propiedad privada AJENA???

Alguien me preguntó si yo quería ser halagada? A mí no.
Alguien pensó que tenía mi autoestima demasiado baja y que unas frases muy poco elaboradas iban a elevarla? Yo no tengo problemas de autoestima afortunadamente. Y definitivamente esa NO es una forma de elevarla. De cualquier forma, tampoco lo pedí!
No creo que haya una intención negativa detrás de todo esto. Es esto de las costumbres que uno repite sin pensar. Quizás es hora de que las pensemos, y hagamos que el resto piense también.
No es reprimir. Ellos pueden pensar y comentar por lo bajo cuán genial queda mi pantalón rojo en mi prominente trasero todo lo que quieran! Lo que no pueden es hacerme pasar un momento incómodo una y otra vez, sólo porque soy una chica que pasa frente a ellos. Y para esto no hace falta qué digan cosas sobre mi culo, ni tetas, ni ninguna otra parte del cuerpo. A veces, con tan sólo una mirada, invaden tu ser, te hacen sentir vergüenza de caminar por la vía pública, te VIOLENTAN.

En conclusión:
Quiero poder colgar las sábanas en mi terraza sin que ningún albañil me diga nadaaaaaaa!!!!!

PD: que conste que "albañil", al menos en esta producción, es tan sólo un estereotipo de persona de sexo masculino que gusta de comunicar lasciva y verbalmente sus intenciones sexuales hacia deambulantes ignotas que casualmente pasaban frente a ellos. Se aplica a cualquier otra persona, de cualquier sexo, que se comporte de manera tan ofensiva e invasiva como las recién mencionadas.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Resistir sí, soportar no

Estoy harta. No pienso soportarlo más. Es tiempo de cambiar "soportar" por "resistir". La resistencia es activa, es a conciencia, busca el cambio. Soportar es someterse, es permitir, es dar lugar, es dejarse.
Antes que nada quiero decir que boludos hay en todas partes. Los hay hombres, mujeres, blancos, negros, de todas las religiones, de todas las orientaciones sexuales, de todos los todos. Creo que la gente puede ser todo lo boluda que quiera/pueda/le salga. Pero la violencia que puede generar la gente por ser boluda no la aguanto más.
Pongamos un ejemplo:
El señor (lo llamaremos Cacho, probablemente recurramos a él algún otro día) está en su casa viendo bailando por un sueño (o sea, culos+tinelli). Todo lo que piense o diga el señor no me importa. O pongamos a cacho trabajando en el taller mecánico junto a otros hombres. Lo que comenten, opinen, discutan, en este momento, no me importa. Tal vez un día sí, hoy no.
El problema está cuando yo, como cualquier otra, pasa por la puerta del taller. Más allá de que esté en contra del piropo, por motivos que no me interesa dar ahora, lo que recibo definitivamente NO es un piropo. Yo me pregunto, por qué? Qué necesidad? Es más que molestia, es violencia. Sin demasiada filosofía o análisis de implicancias, connotaciones, estudios sociales, blablabalbla. Es VIOLENTO. Y yo no lo tolero más.
Porque no es cuestión de "tolerancia", de aceptar distintas opiniones o puntos de vista. Me propongo combatir esa actitud violenta. Algo hay que hacer. Quedarse callada y seguir caminando no funciona, no es útil, no hace bien. Ni a mí ni a la que pase en un rato.
Y vuelvo a decir: boludos hay en todos lados. No estoy declarándome en contra de todos los mecánicos, ni de todos los albañiles, ni mucho menos de todos los hombres. Sólo de los idiotas.